jueves, 26 de junio de 2014

MOMENTOS (MULTI)CULTURALES EN BERLÍN

Pasar dos semanas en Berlín da para bastante, aunque nunca es suficiente... siempre falta algo por ver o hacer. Dinámica, energética y abierta, 25 años después del Muro 187 nacionalidades pueblan esta ciudad creativa por definición, y enriquecida por dicha mixtura. En el arte, la literatura, la gastronomía... Les invito a un paseo entre diferentes acentos y tonos de piel



Texto y fotos: Cristina M. Sacristán



Berlín es un polo magnético para diferentes nacionalidades, que se mezclan hasta combinaciones infinitas...


   Jackson nació en Alemania, pero sus padres son de Sri Lanka. Estudió en un colegio en el que hijos de inmigrantes de aquel país pueden estudiar también en tamil. Escribe en mi cuaderno "Gracias" en el idioma de sus ancestros; son unos signos hermosos, como la mayoría de las escrituras asiáticas. Jackson -"como Michael", bromea- vende comida económica en el Metro de Alexanderplatz, donde el negocio está asegurado. Es uno de tantos puestos de comida internacional que permiten que Berlín sea aún un lugar asequible para vivir y para el visitante.

    Por su parte, Moustafa es un kurdo que sirve con esmero comida turca en Greifswalderstrasse. Sólo habla kurdo y alemán, de modo que, con su ayuda, acelero mi aprendizaje de Deutsch. Además, esos días me alojo en el Intervarko, donde la mayoría del personal es de origen ruso, y excepto una recepcionista anglófona el resto hablan en ruso y alemán. Moustafa me ayuda a decir "Gracias" en kurdo, que se parece al "spasiva" ruso: "Spas". El "how are you" kurdo sería "Roj bash". Para despedirnos, hasta la vista, "Sew bash". Practicamos mientras su compañero se asegura de que funciona la pantalla grande, para proyectar el Mundial de fútbol. Greifswalderstrasse se pone interesante en lo multicultural, pues el encargado vietnamita del My Anh explica en qué consisten sus platos en un inglés justito, saltando a menudo al alemán. En vietnamita, "Gracias" se dice "Hanói", como la famosa ciudad. Al maître le gusta Berlín, pero tras pensárselo un rato reconoce que le parece más bonita su tierra de origen...





Instituto Polaco, situado junto a la Isla de los Museos (Museuminsel).



    La vida de Jackson dista bastante de ese té supremo de Sri Lanka, que él destaca como particularidad de sus raíces. Se ha criado en esta ciudad verde, muy verde, de amplios y frondosos parques, en los que pasear, andar en bici o correr es un placer balneario. En Berlín se logra respirar aire puro como en el campo, cualidad poco común en otras metrópolis del mundo. En estos momentos del año, a partir de las 4 y cuarto de la madrugada los pájaros cantan con alegría. La primera noche cometo el error de dejar los amplios ventanales del Mercure sin cubrir: ya saben que en muchos países europeos no usan persianas, y la luz me despierta antes de tiempo. Con sólo 5 horas de oscuridad nocturna, Berlín revoluciona a los pájaros, que cantan con ganas desde primeras horas. Luego se acercarán, sin miedo, a los viandantes que comen algo por la calle. Y se aproximan con confianza a picotear migas de pan y, con un poco de suerte, de Kuchen (pastel). En una degustación cercana a la casa de Bertolt Brecht, entran y salen del local, como Pedro por su casa. Loebi cuenta que se debe a que sus clientes les dan de comer y ya se han acostumbrado...

    Educados en el tren, el metro y el tranvía, los berlineses se apartan para dejar paso a la hora de salir del vagón. Nadie invade tu espacio y, más allá, se respeta con atención. A nada que hablemos en inglés o en alemán, en su mayoría, sobre todo los más jóvenes se detienen a chequear en sus dispositivos la dirección complicada, e incluso a veces te acompañan, como los newyorkers, hacia donde te diriges, para indicarte mejor. Un par de veces me topé con alemanes recalcitrantes que no querían pasar al inglés, ni hacerse entender. El resto del tiempo, el berlinés trata de ayudarte, desde su seriedad aparente, muchas veces aparcando su bici, haciendo sentar a su perro en el paseo... Una chica que empuja la silla de su bebé, un niño de anuncio al que pone un gorrito rojo encantador, incluso saca su propio mapa de la ciudad del bolso. "Ya se me ha hecho tarde para hacer algo antes de comer", argumenta, risueña. Y, finalmente, damos con la dirección aparatosa...




El responsable de Visit Berlin Christian Tänzler y el cocinero del Ampelmann, de origen albanés,
Ibish, frente a unos pasteles de zanahoria, antes de que un gorrión viniera a compartirlos...



   Todo ello hace de Berlín una ciudad amable, cosmopolita y, como voy informando en 2013 y este año, un efervescente paraíso cultural. Tal y como ocurre en Amsterdam, Nueva York, Londres o Barcelona y Madrid, nadie mira a nadie por ir ataviado de una u otra manera. Veremos miles y miles de bicicletas y mucha ropa cómoda. Así lo corroboran mis contactos en la ciudad: "No existe el frío, sino la ropa inadecuada", afirman el historiador del Arte Stefano Gualdi, procedente del Norte de Italia, y la artista de origen barcelonés Ana García-Pineda, quien antes vivió en Londres. Por ejemplo, el responsable de Visit Berlin Christian Tänzler ya ha abandonado el coche para circular por las calles, y usa la bici. Que en esta urbe suele combinarse con otros medios de transporte públicos. Una chica con tachuelas en su T-shirt negra se pinta las uñas de morado en el metro desde Kreuzberg. Cerca, unos chicos viajan con su tranquilo perro pastor a sus pies. Las parejas del mismo sexo, enamoradas, se abrazan y besan por el centro de Berlín en un paisaje proclive.

    Pasear por Kreuzberg con Stefano es un lujo. Amante de la Historia y el Arte en todas sus manifestaciones, arribó a Berlín hace 13 años para desarrollarse como galerista de Arte, en un caldo de cultivo óptimo para crecer. Así, ha logrado combinar el Arte, la Historia y el Turismo. Ni corto ni perezoso, como el inglés le parecía fácil, también estudió francés. Y habla correctamente castellano. Por ello resulta un guía a mimar, y con esa suerte comemos por tan sólo 11 euros (en total) en el edificio de Distrito y después me muestra otros secretos del barrio más cool en la ciudad actualmente. Lleno de turcos, además de numerosas mujeres con velo y los Kebabs más modernos del momento, Kreuzberg alberga librerías en castellano que cada vez encuentran más compradores, debido a la creciente inmigración derivada de la crisis. Como explicaré mejor más adelante, Berlín es un paraíso del 'Read & Eat': librerías que tienen bar y bares que sirven libros. Una simbiosis maravillosa en una urbe en la que tanto se lee, se escucha, se declama, se canta...




Stefano Gualdi, de origen italiano pero berlinés de pro, observa un cartel de ostras en el mixto mercado Marheinike de Kreuzberg.



    De esta manera, y en medio de un programa inagotable de actividades de ocio y culturales -y coincidiendo con la Biennale-, asisto a un encuentro hispano-alemán en el Fahimi Bar. Elsye Suquilanda, nacida en Ecuador, y Esther Andradi, argentina de origen, declaman en alemán y en castellano, saltando de un idioma a otro y jugando con ambos, haciendo combinaciones muy interesantes. Martin Jankowski, el organizador, un alemán de carácter jocoso y por ello confundible con un irlandés, sólo conoce ciertas expresiones en castellano, y algunos asistentes son hispanoparlantes que viven en alemán y alemanes que hablan o están aprendiendo castellano. En esta estimulante Torre de Babel, Joe Le Bon se fija en mi chubasquero: "Karhu es una marca finlandesa", apunta. Joe nació en la Laponia finlandesa, y se está desarrollando como músico en Berlín. Pareja de Elsye, complementan sus talentos de una forma muy enriquecedora.

    Al final del encuentro, hace hambre y compro unas Brot chiper, algo así como unos panes tostados que se confunden con chips, pero con frutos secos dentro. Todos los probamos por primera vez, y todos estamos hambrientos, así que las Brot chiper se convierten en un buen punto de conexión para conferencias internacionales de Paz...

    A Elsye la conozco a través de Juanje Sanz, que está desarrollando en Berlín otro proyecto de Tejedor de poemas. Para ello se ayuda del creativo antólogo de origen granadino Ernesto Estrella, quien vivió en Nueva York una década, y de Jorge Locane, un profesor universitario especializado en Narrativa Latinoamericana, muy tranquilo, al que se le han pegado los hábitos de su esposa alemana. Muchos creativos internacionales llegaron a Berlín por amor... incluso al arte. "Cuando dejé de ser porteño...", comienza a explicarse Jorge, facilitándome un titular precioso y que encaja en este puzzle multicolor que es Berlín. En su Buenos Aires natal su madre lo acunaba cantándole el Eusko Gudariak vasco... Jorge es un buen ejemplo de que las etiquetas encorsetan a las personas híbridas. En Berlín también hay Euskal Etxea y profesorado euskérico.





Juanje es un editor de origen vasco; Timo, un alemán que escribe en castellano, y Jorge, un profesor porteño casado con una
alemana. Juntos tienen un proyecto mixto entre manos. Lo perpetran en La Rayuela, una de las librerías hispanas en Berlín...




   Quedo con Eduard Martin Colomer para tomar Kaffee und Kuchen en el Westberlin, en Friedrichstrasse. Otra cafetería con libros y revistas a tutiplén, en la que merendar es una delicia, sobre todo en el jardín, con ese sol veraniego que se deja sentir durante un largo rato. Uta Fechner, multidisciplinar profesora de alemán, echa la cabeza hacia atrás mientras charlamos, para disfrutar del sol. "Podéis hablar en castellano", invita, pues es muy intuitiva y deduce muchas cosas de los gestos. Eduard procede de Barcelona, se emparejó en Berlín y en julio seguirá avanzando en su carrera como danza movimiento terapeuta en Zurich. Lugares donde su profesión tiene reconocimiento. Así lo atestigua Carolina Jimenes, ex presidenta de la Asociación Española de DMTs y que ejerció en Berlín, de la que "me enamoré completamente". Carolina se crió en Brasil y actualmente vive en Barcelona.

   Cotejo con Eduard y Uta algunas expresiones en alemán que me han ido enseñando en este viaje Andoni Iturbe y Víctor Landeta. Hablamos de las conexiones del euskera y el Deutsch, complejos y con declinaciones. Uta lo pone fácil: "El secreto está en no pronunciar la R, di Moaguen", desvela. Me pregunta por el nuevo monarca español y cuentan cómo los ciudadanos berlineses han votado por que no se desarrolle un proyecto en Tempelhof, con éxito. Berlín, ciudad de izquierdas y crítica, conoce el sentido de la democracia.

    No muy lejos, otro momentazo multicultural lo pone Zaida, una ingeniera extremeña que trata de aparcar su inglés para evolucionar con su alemán. Mientras se integra en Berlín, sirve con mucha gracia en el Barcelona Berlin. "Esta es la cerveza pequeñita", bromea, ya que en Alemania ese concepto es virtual, inexistente. Es divertido tomarse unos calamares con acento del Sur, enfrente del Museo del Muro...



Cristina es una librera leridana que ha tenido un hijo con un mexicano y Víctor, un pintor vasco que ha vivido en varios países.



   El viernes 13, unos chicos mexicanos jalean a su equipo al ver un gol en una de las pantallas grandes de Oranienburgerstrasse. El lunes, alemanes con caras pintadas y banderas tricolores celebran sus cuatro tantos. El miércoles me cuesta coincidir con Víctor Landeta, pues se va con sus amigas chilenas a ver el España-Chile en Prenzlaienberg. Al final, ellas dominan la alegría del encuentro, desde luego singular y entrañable. Víctor, que ha estado tres meses en Brasil, y antes vivió en Londres, Tailandia y Berlín, ha vuelto en 2014 a la capital alemana con un proyecto precioso. En la librería La Escalera hay bar, o viceversa, y la leridana Cristina, casada con un mexicano, prepara tortilla de patata y un pan tumaca ideal. Sven es alemán y allí asisten personas de diversas procedencias, en otra bonita Torre de Babel, en la que Cristina tiene giros latinoamericanos (tomar, manejar...).

   En el Mercure los desayunos también parecen un anuncio de Benetton, y en la televisión Sarah Jessica Parker dice "Ich Liebe Mr. Big" a sus amigas de Sex and the City. Antes de abandonar el hotel, una simpática recepcionista me aporta todo lujo de indicaciones. Anna es de Siberia, de modo que el invierno berlinés no la asusta: "Allí llegamos a 50 y pico bajo cero", afirma. "¿Y cómo aguanta el cuerpo esa temperatura?". Ante la pregunta, se encoge de hombros con expresión traviesa. Los siguientes días, en el Intervarko la mixtura es total, y los diferentes colores de piel desfilan por la zona de wi-fi compartido. En eso, y en el uso del baño, somos iguales. Maya es una rusa muy viajera y abierta, que practica sus pequeñas frases en castellano conmigo. Aunque dice que no, habla un inglés fluido y conoce expresiones en francés e italiano. Cuando nos encontramos por la mañana o antes de acostarnos, chequeando el whatsapp o el email, ya no sabemos ni qué decimos: en alemán, en inglés, en castellano, en ruso... Nos reímos mucho por el cacao que tenemos.


Eduard Martín ojea unas revistas en el West Berlin, céntrica cafetería de la capital alemana donde los pasteles están de muerte.



   El primer día en el Intervarko no fue fácil entenderse con Aleksandra, pues es rusa y lleva 10 años en Berlín, pero en inglés sabe decir poco más que breakfast y check out. Cada día le voy apuntando alguna cosita nueva en Deutsch, lo que le agrada, e intenta ayudarme. La víspera de mi marcha, me arranco y le lanzo, todo seguido: "In Berlin Ich fülle mich in mein zu Hause...". Aleksandra suelta una exclamación y sale de la recepción, para abrazarme. Parece que mi integración le ha tocado alguna fibra sensible. "Bis bald", nos despedimos, con la confianza de que volveré pronto. En el tren berlinés, una oriunda que me indica cómo llegar a Tiergarten me desea con una sonrisa "Have a good trip". Lo ha sido, sin duda...


(Seguiré informando sobre los movimientos culturales y la gastronomía internacional de Berlín)



Los detalles inteligentes están por todas partes en Berlín. Por ello, pasearla con tiempo es un masaje para los sentidos...




Para más información: Cosas (germanas) a tener en cuenta. La apuesta alemana por la eficacia (Gea Photowords, El Tintero 2013)

Reportajes sobre Berlín  (Deia, Gea Photowords, Onda Vasca, ON, El Tintero 2013)
Reportaje sobre la Latinale en El Asombrario (2017)
Movimientos literarios multiculturales en Berlín (El Asombrario y Eldiario.es, octubre 2014. Versión ampliada en Aurora Boreal). Y recorridos literarios berlineses en el programa radiofónico de Chus Sánchez 'Leer para creer' (13-11-15)
Entrevista a la escritora Esther Andradi, autora de 'Mi Berlín' (Deia, 2015)
Actividades en euskera y alemán en Berlín (Deia-Grupo Noticias)
Manifestaciones creativas multiculturales en Berlín (El Tintero, Deia)
La gastronomía también es multicultural en Berlín
Cine en euskera en la capital alemana (Deia, 2018)
Recorrido por los múltiples eventos de Berlín (ON, marzo 2015. Págs. 30-33)
Programa de radio en La tarde en Euskadi el 19 de junio  (Onda Vasca). Seguiré informando sobre el 25º Aniversario de la Caída del Muro: Berlín gana el pulso al Muro (Deia, 20 julio), Berlín, más joven 25 años después (Gea Photowords, 6 de agosto), Recorrido por los hitos de la Caída del Muro  (Revista ON, 9 de agosto)
¿Por qué no viajar?  (El Tintero, 2014)
Fotos del Berlín de los artistas (El Tintero)
St. Patrick´s Day: La sonrisa internacional de Irlanda  (El Tintero, Diari Ara 2014)


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